Las personas interesadas pueden llegar por vía Turi-Tarqui, está en el sector Tañiloma, de la parroquia Tarqui, a uno 20 minutos de la ciudad de Cuenca.
Hace aproximadamente 14 años era un terreno de grandes irregularidades geográficas, lleno de malezas, matorrales, y abandonado. Alberto Vele, quien había regresado de Estados Unidos, tuvo una visión grandemente positivo para ese espacio ubicado en el sector Tañiloma, de la parroquia rural Tarqui, idea bastante loca para no pocos, sin embargo pagó una buena suma de dinero por los 30.000 metros cuadrados ofertados y manos a la obra.
En la actualidad es un hábitat lleno de vegetación, de fauna silvestre y doméstica, de naturaleza, de vida. Alberto Vele lo bautizó como Yurak Allpa (tierra blanca en quichua) y se ha convertido en un zoológico refugio al que está regresando una buena cantidad de turistas.
Inicialmente nació como un refugio animal que empezó a acoger a especies rescatadas desde viviendas y lugares privados, en muy malas condiciones, por cierto, por lo general las familias no tienen conocimiento de cómo se mantiene y trata a un animal, a un ave silvestre.
La tarea solidaria de Alberto Vele y su familia fue creciendo hasta entrar en contacto con instituciones públicas como el Municipio de Cuenca o el Ministerio del Ambiente para obtener iniciales apoyos, entonces Yurak Allpa empezó a abrir los fines de semana.
Pero vino la pandemia y el proyecto quebró, cuenta su gestor, no obstante, la firmeza de su carácter no se hundió y extremó sus esfuerzos para mantenerlo a flote, sin soslayar la realidad de que para el funcionamiento requiere 4.000 dólares en comida, más 2.000 dólares para tres empleados, es decir necesita un presupuesto mensual de 6.000 dólares.
Esto le ha obligado a abrir todos los días para recibir a los visitantes, cobrando módicas sumas de 3 dólares a los niños y 4 dólares a los adultos.
En una caminata que dura entre 20 minutos y una hora, por agradables senderos, los turistas pueden observar y disfrutar animales como el tapir, el minipig o cerdo vietnamita, el lobo de páramo, el raposo gallinero, tigrillos, venados, monos chorogos, capuchinos, ardillas, y una gran variedad de aves como el avestruz, el águila, papagayos pavo reales, pingûinos, entre otros. Yurak Allpa cuenta con 40 especies, 200 animales silvestres y unos 50 domésticos.
Espectáculo aparte es el águila pechinegra de nombre Ania, que está 11 años en el refugio, junto a otros dos machos.
Ania había sido detectada por el Ministerio del Ambiente en un domicilio particular, encerrada en un gallinero, por lo cual la familia fue multada en 4.000 dólares. Tras el rescate llegó a Pumapungo y de ahí al refugio, sin poder volar.
Sus guías le rehabilitaron por más de dos años para que recupere algo de sus aptitudes naturales, se asustaba hasta de un ratón o una codorniz, hoy vuela tranquilamente aunque ya no pueden liberarla, es imposible superar la domesticación.
Un águila pechinegra cazando vive hasta los 45 años, en cautiverio 60 porque le facilitan la alimentación. Puede volar hasta más de 200 kilómetros por hora, cuenta su guía Jorge.
La visita a Yurak Allpa se complementa con demostraciones de vuelo del águila, monta artística de caballos, danzas tradicionales y la buena gastronomía de la zona.
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