Próximo a cumplirse los dos años del asesinato de Juan Fernando Bermeo, el tribunal de la Corte Provincial de Justicia del Azuay determinó la culpabilidad del detenido por este hecho, Daniel Salvador González Toalongo, de 22 años, y lo sentenció a 13 años de prisión, sin atenuantes, como autor directo.
Además fue condenado a reparar a la esposa de la víctima con una indemnización de 177.600 dólares considerando el periodo laboral del occiso (28 años), hasta los 65, más 60 salarios básicos unificados y las costas procesales.
Según las constancias del proceso, el 6 de diciembre de 2020, aproximadamente a las 04h00, Juan Fernando Bermeo salió de su casa en el sector del parque Miraflores, para su habitual trote por las calles aledañas. Hacia las 04h50 fue atacado mortalmente por su asesino luego de varios minutos de persecusión.
Bermeo intentó defenderse pero no pudo evitar la puñalada en el pecho que le atravesó el pulmón izquierdo y posteriormente le ocasionó la muerte.
De acuerdo al abogado defensor de la familia, Miguel Antonio Arias, quien se refirió a las imágenes de las cámaras de videovigilancia, en la zona por donde trotaba Juan Fernando Bermeo aparecieron dos individuos, uno de ellos persiguió al ahora occiso y lo atacó.
Inicialmente esas imágenes no facilitaban obtener un rostro definido, había que realizar un acercamiento y mejoramiento de la imagen, mediante un software especial que ni la Fiscalía ni la Policía del Ecuador lo tienen.
Entonces la defensa de la familia logró ubicar a una experta privada, recientemente licenciada en criminalística, en Estados Unidos, quien facilitó el programa computarizado que comúnmente es utilizado por la Policía estadounidense y el FBI, de esta manera se obtuvo un rostro en concreto para ser rastreado.
En este punto, el azar jugó un papel valioso a favor de las investigaciones. Por esas fechas había sido detenido un ciudadano por robo e ingresado en la cárcel de Azogues; en una conversación con otros internos el hoy sentenciado se refirió al hecho considerándose responsable. El tema llegó a los oídos de las autoridades y lo demás fue “ir atando cabos”.
Luego de una comparación antropomórfica de la nariz, ojos, cejas, boca y otros puntos de la cara se estableció la coincidencia en el cien por ciento entre el rostro captado en el video y la faz real del acusado.
Además, contando con la correspondiente orden judicial, se instaló una cámara de video al interior de la cárcel de Azogues para grabar su forma de caminar y compararla con las imágenes captadas por las cámaras en el lugar del asesinato. El análisis determinó que era el mismo individuo.
Además, en la versión dada a los investigadores, Daniel González Toalongo admitió que estuvo en el lugar el día y hora de la agresión, que tuvo un problema con el deportista, problema que, aunque no lo haya reconocido en forma expresa, terminó con el apuñalamiento y la posterior muerte de Juan Fernando Bermeo.
El hecho de admitir que estuvo en el lugar del homicidio, a una hora en la que no estaba ninguna otra persona, más los perfiles antropomórficos establecidos por la experta, más las coincidencias en la comparación de la forma de caminar, permitieron identificar plenamente al culpable, reiteró el abogado penalista.
En la audiencia de formulación de cargos, también quedó en evidencia un segundo ataque similar, en el mismo sector, a otro ciudadano que se salvó de morir porque la cuchillada asestada se detuvo en un objeto metálico que cargaba en la espalda y el arma se rompió. El ciudadano asaltado lo identificó como su atacante.
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