¿Hacia una nueva crisis?

 

Por Galo Gallegos H.

«Ya los Estados Unidos no podrán caer jamás sobre América con la fuerza de Cuba, pero en cambio, dominando a la mayoría de los demás Estados de América Latina, Estados Unidos pretende caer sobre Cuba con la fuerza de América» afirmaba Fidel Castro en respuesta a la expulsión de Cuba de la Organización de Estados Americanos –OEA. Desde entonces han transcurrido seis décadas y, desgraciadamente, los países al sur del Río Grande hemos seguido siendo víctimas de las acometidas del imperio, claro que sin la fuerza de Cuba, pero siempre con el sumiso silencio de la OEA.

El sábado 27 de octubre de 1962 fue uno de los días más tensos que vivió el mundo entero y se lo recuerda como la “crisis de los misiles”: EE.UU. decidió invadir Cuba cuando confirmó la presencia de misiles balísticos de alcance medio. Aquella mañana la defensa cubana derribó un avión espía U2, hecho que pudo haberse convertido en ‘la chispa que encendió la pradera; pero en la mañana del mismo día 27 de octubre, Jrushov propuso a Kennedy el desmantelamiento de las bases soviéticas de misiles nucleares en Cuba, a cambio de la garantía formal y pública de que Estados Unidos no realizaría ni apoyaría una invasión al territorio cubano. El mundo respiró aliviado. Claro, de ninguna manera este respiro significaba que la Patria Grande, incluida la propia Cuba pudiesen dormir tranquilas. A lo largo de los últimos cincuenta y ocho años las agresiones e intervenciones militares por parte del imperio no han dejado de hacerse presentes, más de veinte de ellas, con el derramamiento de sangre de los luchadores por la independencia y la paz.

Hoy, la irracionalidad de Trump y del poder financiero-militar estadounidense, han recreado un escenario similar: la Venezuela de Chávez y Maduro, pero sobre todo y ante todo del pueblo venezolano, no se somete a la voluntad del Imperio; Cuba entonces defendía su azúcar, monocultivo que era su único recurso y la base de su economía, hoy Venezuela defiende su petróleo. Ambos pueblos, el cubano y el venezolano, defienden el más sagrado derecho: el de vivir en paz, con soberanía e independencia. Ha mediados del s.XX, terminada la II Guerra Mundial, el Mundo estaba preocupado de consolidar la paz universal y saludaba alborozado los logros del socialismo, el fin del colonialismo, los avances de la revolución científico técnica. La crisis de los misiles fue superada en aras de salvaguardar la continuidad de la especie humana en el planeta Tierra.

Hoy resuenan tambores de guerra y “las razones” son las mismas: un pueblo que se resiste a ser esclavo del imperio y un emperador tozudo que quiere imponer su voluntad. Cuba tuvo una mano extendida: la Unión Soviética; Venezuela cuenta con Rusia, China y su hermana Cuba. “Estados Unidos pretende caer sobre Cuba con la fuerza de América”, la predicción de Fidel planea nuevamente en el Caribe sobre la patria de Bolívar y Chávez y, a pesar de que los pueblos de la Patria Grande rechazamos la guerra, hay ‘pequeños’ emperadores como Iván Duque que están sirviendo a los guerreristas: alberga en sus ‘dominios’ nada más ni nada menos que siete bases militares yanquis. ¿Acaso no medita que si se “enciende la pradera” la primera víctima será Colombia?

Pueblos de la Patria Grande levantemos nuestra voz: “NO A LA GUERRA”

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