El moldeado en cobre de Iván Machado crea un mundo artístico en diminuto (VIDEO)

Lo encontramos con martillo en mano, clavos, destornilladores y otros pequeños punzones realizando diminutos trazos sobre la reducida lámina de cobre colocada en el bloque de resina; golpe a golpe van surgiendo las figuras que horas más tarde quedarán impregnadas en la cabeza de un tupo que sujetará y adornará el manto de una de las mujeres campesinas.

El repujado de la cabeza de este alfiler de gran tamaño representa, mediante aves, a las cuatro regiones del Ecuador: un guacamayo, un cóndor, un pelícano y una fragata dentro de un círculo con símbolos incásicos y en el centro el mapa del Ecuador.

Recientemente Iván Machado retomó el cincelado, repujado y moldeado en cobre, en el taller de su hermano Marco y su sobrino David, ubicado en la calle Juan Montalvo entre Sucre y Presidente Córdova. Es un arte que lo aprendió hace más de 30 años de uno de sus hermanos que siguió un curso en el entonces Centro de Reconversión Económica de Azuay, Cañar y Morona Santiago (CREA), que estaba en todo su esplendor.

El año anterior la familia Machado ganó el premio al Legado Familiar en Joyería, otorgado por el Centro Interamericano de Artesanías y Artes Populares (Cidap) en la Feria de homenaje a las fiestas independentistas de Cuenca.

Todas las piezas producidas son de cobre reciclado que la gente ya no usa, restos de tuberías dañadas, alambres de energía eléctrica y objetos varios que se los somete a un tratamiento para las nuevas creaciones.

El cobre se presta con toda facilidad al moldeado y repujado por ser un metal muy suave y maleable, igualmente posibilita procesos de coloración para mayor atractivo de las piezas artísticas.

Esta amigabilidad, más las habilidades de los miembros de la familia, permite replicar en diminuto todos los objetos de un hogar: muebles, camas, vajillas, armarios, cocinas, adornos, figuras humanas, animales, aves, ángeles, nacimientos, vehículos, bicicletas, adornos, en fin, todo lo que esté dentro de la imaginación y gusto de los clientes.

Es la tercera generación inmersa dentro de “una actividad que nos da vida, porque nos entregamos, brindamos lo que sabemos y podemos hacer el diseño que la gente nos pida, sin escatimar ningún esfuerzo”, expresa Machado.

En la actualidad son siete hermanos varones involucrados en el arte de la joyería, pintura, escultura y otras actividades, y cuatro mujeres en los tejidos, es decir, toda una familia de artesanos a la que ahora se suman varios sobrinos.

Con ese potencial se pensaría en la factibilidad de la conformación de alguna empresa o asociación productiva, pero las condiciones económicas, los trámites burocráticos, más la falta de apoyo institucional no lo permiten así, no obstante, algunos de ellos integran la Cooperativa Ayni, sostenida por la Cooperativa de Ahorra y Crédito Jardín Azuayo, en colaboración con la Casa de la Cultura Núcleo del Azuay, señala el artista.

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