Consignas dirigidas contra la estructura social, política y económica del patriarcado y del machismo marcaron en Cuenca la conmemoración del Día Internacional de la Mujer este domingo 8 de marzo, con la participación de diversas organizaciones sociales, institucionales y comunitarias.
“Por las que gritamos para no morir, por las que gritando también murieron, por las que murieron sin poder gritar, por las que morirán si no gritan”, se podía leer en una serie de carteles colocados en el piso del Parque Calderón, como una fuerte alusión a la violencia de género y al rostro del femicidio que cada vez se denuncia con vehemencia en el Ecuador.
De acuerdo al diario digital Primicias, desde agosto de 2014, cuando el femicidio se tipificó como delito en el Código Integral Penal (COIP), las organizaciones sociales, la Red de Casas de Acogida y la Fiscalía General del Estado han registrado 748 mujeres víctimas de femicidio.
Esta cifra refleja la magnitud del problema que al parecer crece cada año. 121 mujeres murieron en 2014 por este delito, igual número en 2015, en 2016 aumentó a 129. En 2017 se registraron 159 femicidios, en 2018 disminuyó a 98. Entre 2019 y lo que va de 2020 la cifra ya suma 120 mujeres víctimas de este crimen.
Datos de la Fiscalía indican que la mayoría de femicidios ocurre en mujeres que tienen entre 25 y 35 años. Las organizaciones sociales profundizan en esta información y señalan que el mayor número estas víctimas tuvo 30 años. El femicidio no distingue posición económica o nivel de instrucción formal, “solo basta el hecho de ser mujer”, según la versión coincidente de las organizaciones.
El grueso de las reivindicaciones se dirige a la inequidad y a las imposiciones de poder en las relaciones laborales, en los núcleos familiares, en el sistema educativo, en la representatividad política; en suma, en todos los ámbitos del quehacer público y privado.
Para la concejal de Cuenca, Marisol Méndez, quien está a la espera de la resolución definitiva del Tribunal Constitucional para que se le devuelva su cargo de vicealcaldesa, en esta fecho “no hay nada que celebrar, queda mucho por luchar, somos el grito de las que ya no tienen voz”.
Esta es la conmemoración de la mujer trabajadora, de la mujer a quien ya no se le escucha, de la mujer campesina, del ama de casa cuya labor es invisibilizada, pero también depende de cada una de nostras, el qué y cómo estamos aportando a la sociedad para el cambio, expresó.
Manifiesto internacional
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