Carrillo y Ordóñez, ellos primero

Artículo de Xavier Lasso.

El Cerro Casitagua, en Pomasqui, muy cerca de Quito y atrás de la escuela superior de policía, llamada Alberto Enríquez Gallo, es el maldito lugar en donde se encontraron los restos de María Belén Bernal Otavalo, asesinada por el teniente Germán Cáceres, instructor de esa escuela superior de policía.

Hay un ambiente de tristeza, de luto en Ecuador. Probablemente 2022 será el año con el mayor número de femicidios en un país en donde la violencia luce imparable, producto de unas políticas en donde el Estado ha sido reducido al mínimo, para dar paso al bacanal de la acumulación que no conoce límites. Todo se destruye, queda solo el capital y la obscena exhibición de las fortunas de gente tan pobre que solo puede jactarse de su dinero.

Pero también estamos llenos de indignación porque algunos miserables, empezando por el policía Carrillo, seguido del mediocre operador político Ordoñez, pretenden tomarnos impunemente el pelo. Lo vimos a Carrillo en una moto enorme de la policía, hecho el bacán, como si de una película de acción se tratara, yendo al sitio donde se encontraron los restos. Pura farsa, porque lo más probable es que ya todo lo sabían, lo más probable es que compañeros del teniente prófugo lo ayudaron, la madrugada del horrendo femicidio, a trasladar el cuerpo sin vida de Belén al sitio donde luego lo encontraron. Lo sabían, por eso el robocop Carrillo ofreció hipócritamente su cargo si no hay resultados de la búsqueda.

Duele tanto tanta complicidad, duelen los medios de ese conglomerado que ha venido aupando a Carrillo, que lo felicitan por frentear el caso. Carrillo es malo, está hecho de materia deleznable, sus tonos, sus poses lo desvelan agresor, como en octubre de 2019.

Él fue comandante general de la policía, no hace mucho. ¿Qué hizo para cambiar lo que en la escuela superior se enseñaba? ¿Qué hizo para acabar con el machismo, centro de la enorme violencia que todo tiende a degradarlo? ¿Qué hizo Carrillo en tantos años vinculado a ese cuerpo que hoy luce podrido, descompuesto?

Ordóñez, el ignorante secretario de seguridad, que nos habló del “cuerpo” de María Belén desde el principio, chispoteada propia de un agresor que debió abandonar la Asamblea Nacional por sus comentarios misóginos.

La desmoralizada sociedad ecuatoriana, sin mucho a dónde asirse, solo espera un poco, un poquito de sinceridad en esta hora. La madre, el hijo de María Belén, lo merecen. No alcanzan nuestros abrazos para contener tanto dolor. Caminaremos con la cabeza gacha por un tiempo, luego el pueblo, y solo el pueblo, nos ayudará levantarla nuevamente.

Sé el primero en comentar en «Carrillo y Ordóñez, ellos primero»

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*