Durante una inspección ambiental efectuada por el jefe político de El Pan, Iván Orellana, este sábado 10 de octubre, en el sector Oseras, la delegación se llenó de entusiasmo al divisar en las cercanías un oso de anteojos u oso andino deambulando por el bosque.
Si bien es conocido que en la zona de Tinajillas y el bosque Collay, con influencia en los cantones azuayos de Sevilla de Oro, El Pan, Guachapala, Paute, Sígsig y Gualaceo, superviven el oso andino, el tapir de montaña, pumas, venados y otras especies en peligro de extinción, su avistamiento no es muy frecuente debido a que por creencias sin fundamento o en el peor de los casos, por el afán de caza, la gente los ahuyenta.
Frente al peligro que pende sobre estas especies, en junio de 2018, en el marco de la Conferencia Internacional de Biodiversidad, Territorios Biodiversos y de Derechos realizada en Cuenca, los Gobiernos Provinciales de Azuay y Morona Santiago emprendieron un proyecto de conservación que además proteja la biodiversidad en la zona que es de mucha fragilidad.
La propuesta fue planteada con la organización Energy Foresty (energía forestal) y el apoyo del Ministerio del Ambiente (MAE) para declarar una zona forestal protegida entre las dos provincias, en la que nadie pueda entrar para posibles actividades de explotación minera, generación de hidroelectricidad o de extensión de la frontera agrícola que alteren la vida de las especies protegidas.
El área de conservación se reserva únicamente para la generación de la biodiversidad, del agua y la vida. Estas estribaciones de montaña son además la divisoria de aguas para la Sierra y la Amazonía.
Falsas creencias
Una de las falsas creencias señala que el oso de anteojos es carnívoro y por ende ataca al ganado y animales domésticos, entonces es perseguido y eliminado, pero en realidad es un animal herbívoro que se alimenta de especies vegetales, de acuerdo a los técnicos naturalistas.
En el caso del tapir de montaña se da un contexto parecido, con el agravante de que se lo considera un animal de caza para la alimentación.
El proyecto estableció acciones de capacitación en la conservación de las especies, proporcionando además a las comunidades circundantes, elementos para la práctica de una agricultura sostenible y amigable con el medio ambiente.
La propuesta dispuso la colocación de cámaras trampa, 7 en Morona Santiago y 12 en Azuay, a fin de captar la interacción de los animales con el medio ambiente, su estilo de vida, su alimentación.
Ya tenemos avistamientos de osos de anteojos, de tapires de montaña, guantas, guatusas, pumas, en imágenes de mucha calidad, como los primeros resultados que causan mucha satisfacción, expresaba en esa fecha el entonces prefecto de Morona Samtiago, Marcelino Chumpí.
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