
John Lennon junto a su esposa, la pintora japonesa Yoko Ono. (Foto tomada de Facebook).
Cerca de las 23h00 pidió a su chofer que detenga el vehículo al pie del edificio ubicado frente al Central Park, New York, en la Calle 72, se bajó, saludó con la gente que lo esperaba y firmó algunos objetos que le acercaban, acto seguido oyó que desde la sombra de un arco cercano alguien lo llamó “Mr. Lennon…”, se dio la vuelta y de inmediato se hundió en otras sombras.
Faltaba poco para que culmine el lunes 8 de diciembre de 1980 y Mark Chapman, un joven hawaiano de 25 años, fanático acérrimo del cantante John Lennon, integrante del afamado grupo musical británico The Beatles, le disparaba en el pecho y terminaba abruptamente con un gran leyenda.
Su esposa Yoko Ono, que se había adelantado unos pasos, lo vio caer ensangrentado y corrió en su auxilio, pidiendo ayuda a la seguridad del edificio. Una ambulancia trasladó al herido al Hospital Roosevelt donde intentaron lo imposible para reanimarlo, nada se pudo hacer, a las 23:15 Lennon expiró.
Lo raro es que más temprano, como a las 17h00 de ese lunes, Chapman le había pedido a Lennon que le firmara el disco Double Fantasy, a lo cual el músico respondió gustoso, jamás pudo haberse imaginado que se desencadenaba la decisión fatal.
Recientemente, la agencia de noticias AP, citada por el portal Actualidad RT, señaló que el estadounidense Mark David Chapman asesino del legendario cantante afirmó que aunque no se sintió avergonzado el día en que mató al músico, ahora siente «más y más vergüenza» por su crimen.
«Hace 30 años no podía decir que me sintiera avergonzado y ahora sé lo que es la vergüenza», aseguró Chapman en agosto durante una audiencia de solicitud de libertad condicional que le fue negada por la junta que trató la petición, la décima en su orden. El reo cumple una pena de cadena perpetua.
La comisión del tribunal de evaluación justificó la decisión alegando que la liberación no solo podría atenuar la gravedad del crimen de Chapman, sino que también podría representar un peligro para la seguridad pública, ya que alguien podía intentar lastimarle por venganza o para ganar notoriedad.

David Chapman, el asesino del legendario músico británico. (Foto tomada de RT).
David Chapman mató a disparos a Lennon la noche del 8 de diciembre de 1980 a la entrada del edificio donde vivía el artista en Nueva York, solo unas horas después de que el cantante le firmara un disco. El asesino confesó posteriormente que cometió el crimen para «ser famoso» y no por animosidad hacia el músico británico.
Durante la audiencia, el hombre contó que experimentó una lucha interna sobre si seguir adelante o no con su plan de asesinato después de que Lennon le tratara de forma «increíble» cuando le dio su autógrafo, pero reconoció que «estaba metido demasiado dentro».
Para llevarlo a cabo, cargó su arma con balas de punta hueca, áun más letales. «Conseguí esas balas para asegurarme de que estaría muerto», explicó. «Fue inmediatamente después del crimen que me preocupé de que no sufriera», añadió.
Chapman podrá tener una nueva vista para revisar su caso dentro de dos años, de acuerdo a la publicación de RT.
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